Cuando la luna no brille, cuando las nubes arañen, cuando las almas se extingan o cuando los mares se sequen, ahí estaré.
Cuando piense que no se puede querer más a una persona, despertaré un nuevo día. Despertaré con tu sonrisa en mi memoria y me daré cuenta de que lo que siento es infinito. Si algún día, por algún casual, ocurre lo imposible y todo muere, tú no lo harás. Ni siquiera en algún momento, cuando aquello en lo que creemos desaparezca, parecerá que me he ido.
El día que amanezca y tu no estés en mi mente, ese día, solo y exclusivamente ese, será el día del fin del mundo. Porque no concibo una vida sin ti. No deseo otra cosa que no sean tus besos, y no añoraría otra cosa que no fueran tus manos deslizándose por mi tripa. No quiero nada más que no seas tú. Lo prometo.