
Y tensaremos la cuerda. Lo haremos de forma estúpida y arrogante, y seguiremos estirando hasta que nos duelan las manos. Entonoces, cuando la cuerda esté dañada y apunto de romper, nos daremos cuenta de que tensar cuerdas no es tan divertido como parecía.Ahí, y solo ahí nos daremos cuenta, y correremos a restaurarla, a restaurarla como podamos, y la dejaremos quieta.
Porque tensar cuerdas nunca trajo nada bueno..
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