martes, 30 de agosto de 2011

Waiting in the sky.

Imagenes llenas de desesperación y ruidos ensordecedores que aclaman al cielo sin poder evitarlo, lágrimas obstruidas o que fluyen demasiado, y vida en potencia detrás de cortinillas de humo invisibles.
La vida sangra y el calor humano se desvanece. Al rededor del mundo lo único que veo es una luz intermitente que no cesa de llamarme, pero que no consigo adivinar que quiere.
Escapas de la vida, que te jode y te aplasta sin piedad alguna, y lo único que te queda son recuerdos. Te recuperas rápido pero no del todo, hasta que la más mínima chispa de calor te atormenta. Las cosas dichas al azar son las que más desesperación te causan, y las que hacen que notes tu sangre corriendo en tu interior.
Cada vez queda menos gente comprensiva, y el aleatorio del iPod no se cansa de jugarte malas pasadas. El universo es demasiado pequeño y a la vez inmenso, y cuesta encontrarse en él..

martes, 23 de agosto de 2011

All around yourself.

Me río de tí por no llorar contigo, saludo a la vida para que ella me devuelva el guiño, y juego a ordenar palabras sin sentido todas las noches. Aprendo rápido a base de palos, y me entretengo con cualquier canción que suene. Eso sí, a enamoradiza no me gana nadie. La base de todos mis problemas está ahí, por eso rectifico cada tade y me hace sentir valiente decir adios.
Comenta de mí lo que quieras, con un poco de suerte acertarás, pero has de saber que eso te traerá demasiadas consecuencias.

jueves, 18 de agosto de 2011

Nothing at all.

Si una cosa he aprendido es que todo lo que te da la vida te lo devuelve a la inversa.
He olvidado lo que significa sentirse abrigada por un sentimiento, lo que de verdad es estar en paz consigo mismo y saber ante todo y ante todos, que es lo que más anhelas. Ya no recuerdo exactamente la calidez que me daba sentirme abrazada por algo, o alguien. Se me difumina el recuerdo de la pasión, del cariño, y de todo aquello que necesitamos para sobrevivir.
El ser humano requiere de demasiadas cosas para funcionar en su totalidad, pide a gritos que alguien le salve de la máxima soledad que se siente estando rodeada de gente. Las palabras han dejado de funcionar y hay que sacarlas a la fuerza, y la felicidad es tan efímera que ni siquiera te da tiempo a saborearla.
Lo que queda siempre es el recuerdo, eso es algo que jamás te podrán robar, algo que te aniquila sin piedad y que no todo el mundo comprende.
Cuando la rabia por todo aquello que te rodea se apodera de ti, estas perdido. En el momento en el que sientes que algo te asfixia es cuando te das cuenta de verdad que eres el único que maneja tu vida, y que esta te ha cortado los frenos porque ya no aguantaba más dar esos cabezazos contra todo sin sentido alguno.
Porque de eso se trata, del sentido. Cuando no sabes verdaderamente que significado tiene este para ti es el momento en el que planteas dar un giro inesperado y empezar de cero, sabiendo que cualquier cosa que venga será mejor que la que se ha ido, y que no puedes mirar atrás.
Posiblemente nadie comprenda estas palabras, porque me cuestan incluso a mi, pero eso ya da igual, porque no busco comprensión, busco algo mucho más imperceptible al ojo humano, algo que perdí hace tiempo y que confío en que encontraré. Eso a lo que algunas personas le llaman vida.

viernes, 12 de agosto de 2011

Gloria.

Me deseo suerte a mí misma. Me regalo sonrisas forzadas y no escatimo en gastos cuando se trata de satisfacerme. Me encuentro en los más oscuros laberintos, y recorro cientos de calles vacías buscando un atisbo de tu mirada, la cual ya ni siquiera recuerdo. Supero las presiones y los problemas me divierten, pero me asusta tu recuerdo más que nada en esta vida. Es como una sombra, acechante, sigilosa, que me persigue allá donde vaya, sin el más mínimo pudor. Mi orgullo y mi fuerza interior me han hecho no mostrarlo, me han empujado a buscar más allá del ojo humano y saber diferenciar mi vida de la suya. Mi valentía me ha obligado a recorrer caminos hostiles sin amparo alguno, pero mi sordera está empezando a fallar. Aquella forma de aisarme del mundo está desapareciendo, el vaho del cristal se esfuma y empiezo a ver a través. No me gusta lo que veo, pues intento impregnarlo con mi haliento, pero siempre vuelve desaparecer, dejandome verlo todo con una claridad infinita.
Vivo rápido y no pienso las cosas antes de hacerlas, por temor a arrepentirme después. Y porque si algo he aprendido en esta vida es que las mejores cosas, las más sinceras, son las que se dicen sin pensar, y las que te dejan un rastro de lágrimas en los ojos.

martes, 9 de agosto de 2011

Space oddity.

A veces leo esto y no me reconozco entre mis palabras. Cada día que pasa soy una persona diferente. Me escondo entre máscaras, humaredas y cristales de vidrio. Cometo faltas imborrables, arrepentimientos efímeros y oscurezco cualquier claridad presente en cualquier parte. Mi mente me dice que cese, que acabe con este desasosiego interior, pero exteriormente me siento abatida. Los sentimientos se me acumulan y las palabras se me traban sin que pueda evitarlo. Leo y escucho escapando de mis propios pensamientos positivos mientras la negatividad llama a mi puerta. Se alía con quien sea, no tiene escrúpulos. La insipiración se desvanece y la sordera no consigue apiadarse de mi.
Y mientras tanto, música hace que salga de todo aquello que me atormenta. Pero a su vez está el recuerdo, aquella memoria impenetrable que me mata por dentro y que de vez en cuando, sin que la elección sea mía, se presenta en mi casa, en mi cama, en mis sueños, y pretende apoderarse de mí. Es muy potente, y yo no estoy segura de que me queden fuerzas.