lunes, 5 de septiembre de 2011

Sweet dreams are made of this.

Regalo sonrisas, pero a mí me salen muy caras. Colecciono recuerdos, por temor a vivir siete vidas nuevas que me atormenten. El mundo está en deuda conmigo desde hace meses, a pesar de que no se da cuenta, y sobrevivir entre tanta porqueria me hace ser cada vez más fuerte. Las miradas penetrantes me agobian y los besos son muy dificiles de conseguir. Podría morir por uno y que me regalasen diez más, desechando estos por carecer de sentido. Elimino textos por miedo a que causen la sensación equivocada en ciertas personas, y luego rebusco en el borrador de mis entradas para que me devuelvan a la vida, porque asi soy yo, me he creado un muro de contención para que no salga ningún sentimiento nuevo y muero de ganas de que me lo destruyan. Pido a gritos una verdad silenciosa y que las caricias no queden suspendidas en el aire. Echo de menos el amor y la embriagez de su significado.
No estoy segura de que significa nada, escribo sin parar viendo como los dedos se deslizan a través de las teclas aclamando comprensión, y estoy cada vez más segura de que si todos los recuerdos que voy a tener en mi vida van a ser asi, no me importaría vivir mil años más, y que aquella caja ahora escondida en el armario reventase de felicidad.

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