Juro que lo intento, pero de verdad que se me hace cuesta arriba. El mundo ha decidido arrebatarme la dulzura con la que caminaba antes y ahora lo único que me queda es el resentimiento de algo que anhelo pero no alcanzo. Me deslizo por las vidas ajenas sin apenas rozamiento, para que no se me pueda transmitir nada, para que todo aquello que de verdad cala en lo más hondo me lo deje en el camino. Es hermetismo, más allá de cualquier otra cosa. Pero detrás de eso, pavor. Juego a suplicar amor cuando lo único que consigo devolver es melancolía, retales de un pasado que me aplasta poco a poco y que me sume en todo esto a lo que yo le estoy llamando vida.
Pero luego estás tú. Tú, con estas mismas cosas y estas mismas dudas, con esa fragilidad escondida y esos besos que tanto me gustan, esos ojos que tanto me apasionan y ese tacto que tanto busco día a día por las esquinas de mi cama, esperando encontrar. Sé que estás ahí, y yo también lo estoy. Solo busco que me salves; que sepas nadar, porque me ahogo. Me hundo por mi propio peso y por el de los demás, con cada palabra, cada gesto y cada putada. Necesito una paciencia infinita que no sé si alguien puede llegar a ser capaz de darme. Me gusta poco y menos admitir que me caigo al vacío y que pido a gritos que me agarren desde arriba y me digan que todo va a salir bien.
Porque juro que lo intento, y sé que sola no puedo, pero contigo si.
adorable..
ResponderEliminarSe nota que lo sientes de corazón, pareces ser una persona que se muestra tal y como es. Enhorabuena, hay pocas como tú, cielo.
ResponderEliminarOh vaya, muchas gracias :)
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar