miércoles, 22 de enero de 2014

Now or never

Escoger el momento es algo realmente importante. Un día, un minuto antes o después pueden determinar años de consecuencias irrefrenables.
Cuando decidimos comunicar una noticia en un momento exacto, ver a una persona tras algún acontecimiento, no sabemos hasta qué punto esa decisión va a repercutir en sucesos siguientes.
El contenido emocional que tenga esa decisión es posiblemente lo más importante. Así, unas palabras en el momento adecuado puede salvarnos de una terrible caída. Lo mismo pasa cuando decidimos abandonar algo. Aunque no lo sepamos, aunque creamos que las consecuencias sólo serán a corto plazo, podemos estar originando una catástrofe.

Lo que yo he aprendido de las malas decisiones en los malos momentos es que también nos pueden traer consecuencias fantásticas, incluso cuando pensamos que todo está perdido.
Porque cuando todo está perdido es el mejor momento para encontrarnos a nosotros mismos; lo que lleva a la clara conclusión de que justo es el mejor momento para crecer, cuando no hay nada.
Estar vacío es el mejor momento para sacar a relucir todas esas cosas que siempre hemos querido pero nunca nos hemos atrevido. Rellenarnos como nos venga en gana desde el principio. Renacer.


"..y que nada está perdido cuando se tiene por fin el valor a admitir que todo está perdido"

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