viernes, 19 de febrero de 2010

Él.


Él. Alex Turner.
Esa persona capaz de hacer que un estadio tiemble simplemente con agitar su pelo. Esa persona que hace de la música una religión, algo por lo que, así de repente, tu vida empieza a depender de ella.
Para muchos es simplemente un cantante greñoso de un grupo de Indie-Rock medianamente conocido, y no muy bueno del todo; pero para mí, y muchas personas como yo, este hombre es inigualable. Porque oir su voz gritar frases como la de "She's a scumbag, don't you know?" es algo que no tiene precio.
Y gracias a este señor puedo hacer del 5 de Febrero del 2010 uno de los días mas importantes que he tenido a lo largo de estos quince años..
Puede parecer una tontería, puede decirse que estoy enferma, obsesionada, pueden decirse miles de cosas sobre esta entrada.. Pero de verdad que lo que se diga no tendrá comparación con nada.
Porque recuerdo que, aquél 5 de Febrero, cuando ví a Alex Turner salir al escenario y empezar a tocar una de mis canciones favoritas, mis ojos, inebitablemente, se llenaron de lágrimas. Mis ojos brillaban de emoción y felicidad.
Porque puede decirse que este grupo, Arctic Monkeys, hace música de la de verdad, música con el corazón, música que te llega a lo mas hondo y que te hace experimentar sensaciones increibles, música que me lleva a escribir cosas como esta..

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