Sonríe, sonríe y mirarme a los ojos. Dime que jamás voy a perderte y que todo va a ir bien siempre. Que la vida nos sonríe a nosotros. Y que por muchos gatos negros que se nos crucen mientras nos comemos a besos sentados en un banco nada nos irá mal. Dime que somos tú y yo, contra el mundo; contra las leyes de la física, y contra todas las demás. Cójeme de la mano y recorramos juntos un camino, da igual cual sea, volvámonos locos y dejemosle elegir al azar, juguemos. Pero juntos, siempre juntos. Por favor, abrázame y dime que esto no se acabará jamás.
Trescientosdoce días. Y te quiero. Te quiero como el primero, o más.
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